Si eres estudiante, seguro que ya sabes de qué va la cosa. La inteligencia artificial, con herramientas como ChatGPT, ha dejado de ser una novedad para convertirse en un "compañero" indispensable en las aulas. Y un informe reciente de Reino Unido confirma que este fenómeno no es una moda pasajera: el 92% de los universitarios ya la utiliza, un salto gigantesco en solo un año. La pregunta ya no es si los estudiantes la usan, sino cómo la usan.
Más allá de la tentación del "copia y pega", los estudiantes más avispados están sacándole el máximo potencial a la IA para mejorar su aprendizaje. Lejos de ser una herramienta para hacer trampas, se ha convertido en un asistente para organizar y resumir apuntes, crear guías de estudio personalizadas o incluso para mejorar la redacción de trabajos. La clave, según los propios estudiantes, es usarla con un sentido crítico y no aceptar la primera respuesta como una verdad absoluta.
Mientras los jóvenes se adaptan a la velocidad de la luz, las universidades se están esforzando por seguirles el ritmo. En España, por ejemplo, la Conferencia de Rectores (CRUE) ha publicado recomendaciones para que las instituciones adapten sus métodos de enseñanza y evaluación. La idea no es prohibir, sino integrar de forma ética y responsable.
El debate ya no se limita a las aulas. Saber cómo usar la IA para analizar datos o automatizar tareas se está convirtiendo en una habilidad fundamental para el futuro profesional. Por eso, el mensaje es claro: deja que la IA ayude a tu aprendizaje, pero no que lo reemplace. El verdadero valor de la educación superior sigue estando en el pensamiento crítico y la capacidad de desarrollar ideas propias.