La visión de un futuro con vehículos totalmente autónomos está más cerca de lo que parece, aunque la carrera global para su implementación muestra un claro desequilibrio. Estados Unidos y China lideran el desarrollo y despliegue de robotaxis, mientras que Europa se encuentra rezagada, frenada por una regulación más lenta y un menor volumen de inversión.
En Estados Unidos, compañías como Waymo y Tesla han lanzado sus servicios de robotaxis al público, con Waymo superando los 10 millones de viajes de pago. Este éxito se debe en gran parte a la temprana adopción y a una regulación más permisiva en ciudades como Phoenix y San Francisco. De manera similar, en China, Baidu Apollo Go y otras startups operan flotas masivas, beneficiándose de un fuerte apoyo gubernamental y de subvenciones estatales que han permitido alcanzar los 11 millones de viajes en total.
En contraste, Europa se enfrenta a un desafío regulatorio. Aunque la Unión Europea ha prometido una inversión de 1.000 millones de euros y la creación de un marco legal común para 2030, la homologación de sistemas de Nivel 3 (autonomía condicional) aún depende de cada país, lo que fragmenta el mercado. Proyectos como el de Volkswagen en Hamburgo o el sistema BlueCruise de Ford en el Reino Unido, aunque innovadores, están muy lejos de la escala de sus competidores americanos y chinos.
A pesar de los avances, la llegada masiva de los vehículos autónomos de Nivel 4 o 5 aún enfrenta obstáculos técnicos, económicos y de seguridad. Sin una legislación unificada y una inversión acelerada en infraestructura, Europa corre el riesgo de quedarse atrás en el desarrollo de la movilidad del futuro.