Un reciente ataque de Rusia con 19 drones en el espacio aéreo de Polonia ha puesto a prueba la capacidad de la OTAN y, según un análisis reciente, ha revelado un grave problema de costes. Aunque se logró derribar una parte de los drones, la defensa fue increíblemente cara y el problema podría ir a más.
El gran desafío es el desequilibrio financiero. Los aliados tuvieron que usar costosos aviones de combate, como los F-16 y F-35, para derribar drones que apenas valen unos pocos miles de dólares. Para que te hagas una idea, una hora de vuelo de un F-35 puede costar hasta 34.500 euros, sin contar el precio de los misiles, que pueden valer hasta 1,5 millones de dólares cada uno.
Este incidente, que para el campo de batalla de hoy apenas se considera un "ataque pequeño", podría ser solo la punta del iceberg. Como se ha visto en Ucrania, los ataques masivos con "enjambres" o "nubes" de drones ya son algo común. Si Rusia decide usar esta táctica a gran escala, la OTAN se enfrentaría a una factura millonaria para defenderse, y sin garantía de éxito total.