El gran dilema de Alemania: ¿motor de Europa o campeón del "trabajar menos"?


Si hay un país que lleva la etiqueta de "locomotora económica de Europa", ese es Alemania. Pero los datos oficiales nos cuentan una historia muy diferente. A pesar de que sus líderes, como el exministro de Finanzas Christian Lindner, insisten en que la prosperidad se consigue con "trabajo duro", lo cierto es que Alemania es, de lejos, el país de Europa que menos horas trabaja. Y esta paradoja, que a primera vista parece chocar, tiene una explicación mucho más profunda.

Los datos de la OCDE no mienten: los alemanes trabajan una media de 1.341 horas al año. Para ponerlo en perspectiva, en México se superan las 2.400 horas. Esta diferencia no significa que los alemanes sean perezosos; en realidad, se debe a una combinación de factores estructurales y cambios de mentalidad. Por ejemplo, muchos alemanes tienen contratos a tiempo parcial durante años, y un estudio reciente de la Fundación Liz Mohn revela que solo el 43% de los empleados cree que un buen rendimiento es rentable, mientras que el 83% prioriza su vida personal sobre su carrera.

Pero el problema no es solo cultural, también es social. El sistema laboral alemán, a pesar de su fama de avanzado, tiene una brecha de género enorme. Casi el 55% de las mujeres trabajan a tiempo parcial, en gran parte debido a la falta de servicios de conciliación como guarderías o escuelas con horarios flexibles. Esto ha generado una de las mayores brechas de empleo a tiempo completo en toda la UE, y ha alimentado el debate sobre por qué, a pesar del desempleo, el país necesita mano de obra.

A pesar de las reticencias de los líderes, el debate sobre la jornada de cuatro días está más vivo que nunca. Muchas empresas que han participado en pruebas piloto han visto los beneficios y no quieren volver al antiguo sistema. Mientras los políticos se preguntan cómo impulsar la economía, los datos sugieren que la respuesta podría estar en modernizar sus estructuras sociales y laborales.